sábado, 28 de enero de 2006

Comienzo


Bueno, antes de nada os comento... érase una vez un grupo de amigos que se reunian para jugar al rol. De las tardes que echamos, a los varios años surgió la idea de pasarlo escrito como dios manda, en el primer proyecto que me puse entre manos de escribir un libro... Y todavía está pendiente, aunque muchas veces tenga que obligarme a recordarlo. Os dejo una pequeña introducción que escribí hace tiempo...



Hola,

Primero me presentaré, mi nombre es Elmer Martin, aunque también es posible que si ese nombre no te suena, me conozcas como Ricky Figueroa, mi nombre artístico. Soy un famoso cantante. Bueno, también soy muy bueno contando historias, y buen bailarín, y hasta puede que me conozcas por mi magia o por mis fabulosos artefactos, quien sabe, puede que esta historia te la esté contando un libro parlante que yo mismo haya inventado.... pero bueno, vamos a lo que interesa que me lío yo solo y éste no es momento de hablar de mí, tal vez en otro libro biográfico.

Si ha llegado a tus manos este libro puede ser por una de dos razones, o porque mi historia y la de mis compañeros ha terminado bien y ahora nuestras aventuras son famosas en el mundo entero y mis libros se venden por cientos, o porque lo hayas encontrado entre mis restos en algún lugar que ni tu ni yo podríamos imaginar... sea como sea, la historia que vas a leer es cierta, y aunque está enteramente escrita por mí, está contada a traves mía y de mis compañeros, y es la historia de como cinco amigos, con la humilde misión de terminar con la maldición que pesaba sobre un pequeño pueblo, se embarcan sin quererlo en una mision para salvaros a todos, o, al menos, eso es lo que pretendemos hacer, porque aunque esté escribiendo este libro ahora, aún no hemos llegado al final. Aunque, amigo mio, si tienes este libro en tus manos, seguro que ese final, sepas de mí o no, lo conoces perfectamente...

[Firma de Elmer]



viernes, 6 de enero de 2006

Magia


Había llegado el momento. Le había costado un buen montón de días sin hablar de otra cosa, una carta que costó horrores escribir bien, y muchas broncas por impaciente, pero por fin estaba allí, en aquella calle atestada de gente. Miles de voces gritaban a la vez, pero Bea sólo escuchaba sus propias súplicas, que fueron escuchadas cuando unas manos enormes alzaron su cuerpecito con el mismo esfuerzo que si se tratara de una muñeca y la sentaron sobre unos hombros.

Sus ojos se iluminaron como dos estrellas fugaces, y su sonrisa mellada se fué ensanchando a medida que animales, músicos y acróbatas desfilaban ante sus ojos. Parecía que su cara no podría contener mayor expresión de felicidad, pero sí que podía, aunque reservaba aquel momento. Llevaba tanto tiempo esperándolo, que ni siquiera prestó atención a la lluvia multicolor que caía a su alrededor, embelesada buscando aquella señal, ajena al ajetreo goloso de su alrededor.

Y el momento llegó. Los camellos precedieron al primero de ellos, con su barba gris y su corona. Apareció saludando, sentado en su trono sobre una nube iluminada con todos los colores mientras se deslizaba mágicamente sobre la calle. Estuvo segura de que, cuando empezó a gritar, moviendo sus bracitos y alborotando en ello sus rizos morenos, el rey la vió.
No había necesidad de pedirles nada, ya lo había hecho en la carta que tanto esfuerzo le había costado escribir sin ninguna falta de ortografía. Sólo tenía la ilusión de saludarles, que supieran que la pequeña Bea les estaría esperando esta noche, intentando dormirse, y que les dejaría agua para los camellos y algo de comer para ellos.

Cuando terminaron de pasar los tres reyes y las calles empezaban a despejarse, el rostro de la niña aparecía surcado de lágrimas, pero con la misma sonrisa infinita y aquellas estrellas en los ojos. Esa noche dormiría profundamente, y el año siguiente, tanto si le traían lo que había pedido como si no, volvería junto con sus padres para darles las gracias por ser tan mágicos...


R.-



- Esta entrada está aqui con permiso de su dueña, una personita muy especial que además de darme muchisimas cosas más, me dió la curiosidad necesaria para escribir sobre la infancia... Está dedicado a ella y es totalmente suyo, pero ha dado permiso para que lo suba ;-)

lunes, 2 de enero de 2006

Firmamento


En su brillo guardaban su encanto. Unas resplandecientes, orgullosas en su luz, intentando desafiar a un sol harto tiempo escondido. Otras eran tímidas, reservando todo su esplendor para quién sabía apreciarlo. Y también las había que titilaban unos instantes antes de morir, o vivían en un constante parpadeo, escondiéndose en un sitio para mas tarde aparecer en otro.


Ellas formaban auténticas constelaciones, y para él, allí sentado, su tarea consistió en ponerles un nombre. Se dijo que posiblemente nadie antes lo había hecho de esa forma, y en aquel momento, empezaron a desfilar una tras otra la constelación de la tortuga, las lágrimas, el cuervo, la rueda, el reloj, etc. Algunas eran tan grandes que su vista no las abarcaba completamente, asemejándose a un arbol extendiendo sus raíces por todos lados. Otras eran tan ínfimas que hasta un nombre habría quedado ostentoso, pero cada una de ellas tenía su belleza.

Belleza que una vez nombrada precedía a otra, acercándole un poco mas a su insoportable destino. Y mientras, sentado en aquel avión junto a su melancolía, ponía nombres absurdos a luces de ciudades ya nombradas...