martes, 14 de agosto de 2007

Futuro

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Esto es un proyecto que pensé hace casi dos años y desde entonces llevo intentando escribir. En realidad es mucho mas grande que este relato, pero quería empezar con una introducción, sobre todo para ver cómo cuajaba fuera de mi cabeza. Casi tal vez mas que un relato son un conjunto de miedos expresados en voz alta. Porque... todo es ficción... no?

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Hola.


Si lees esto seguramente me hayan cogido ya. No se si habrá alguien mas en mi situación, pero en tal caso no le vendrá mal conocer esto. Desperté hace varias semanas después de ser objeto involuntario de un experimento clandestino que me tuvo ciento cuarenta y dos años congelado, en coma. Cuando aprendí un poco sobre dónde estaba y pude recuperar el movimiento tras más de una vida sin usar mis músculos, decidí escapar lo más rápido que pude del sótano en que me hallaba encerrado, pero al despertar no sabía absolutamente nada de dónde me encontraba. No tenía ni la más remota idea de en qué se había convertido el mundo.


Mientras, como decía antes, recuperaba mi movilidad perdida, me enteré de muchas cosas. Supe de todas las reunificaciones y divisiones que se produjeron en lo que antes se conocía como Europa, y que ahora se llama Zona Cero. Tiene gracia. En mi época, antes del accidente de moto que me dejó en coma (o eso creo, ya que es el último recuerdo que tengo antes de despertarme), todos pensábamos que habría una tercera y sanguinaria guerra mundial atómica, o algo por el estilo, pero no sucedió así. Las guerras fueron para los países pobres. Los ricos negociaban. Y ante todo, controlaban.


Supe del vasto desarrollo que se produjo en nanotecnología, y de cómo tras multitud de amenazas terroristas, primero islamistas y años mas tarde soviéticas, se empezó a implantar en cada persona la H. Era una forma de precaución absoluta, y la evolución natural de los chips de radiofrecuencia que ya se utilizaban en mi época con delincuentes, o en pasaportes, o incluso en los productos de supermercado. La H es una especie de vértebra muy pequeña, con forma de hache, que sin ningún dolor se implanta en la columna vertebral. Al comienzo tuvo muchos enemigos, pues era un sistema capaz de identificarte sin error a miles de kilómetros y mandar los datos a un satélite que vigilaba tus pasos allá donde estuvieses.


Como digo, tuvo muchos enemigos, pero el miedo a un atentado les fue callando uno tras otro. Las detenciones eran instantáneas. Se podía vigilar a un sospechoso con una efectividad total. Esto acabó con las amenazas terroristas, y poco a poco se le fue dando un mayor uso a esta vértebra postiza. Se rediseñó y perfeccionó en el control de la identidad. Las armas empezaron a fabricarse de forma que, por reconocimiento de las pautas en las venas de la mano, sólo pudiesen dispararlas las personas para las que se habían designado, y cada vez que se apretaba el gatillo el arma emitía una señal indicando dónde se había efectuado el disparo y quién lo había hecho. Se podían reprogramar, por supuesto, toda ley tiene su trampa, pero no era nada fácil, ni mucho menos al alcance de cualquiera, y el índice de criminalidad cayó más que en picado.


Por supuesto que seguía habiendo crímenes, creo que por suerte todavía nadie ha encontrado una cura para la impulsividad humana, pero esos crímenes eran muy pocos, y aún menos se producían con armas de fuego. Tal vez otra de las razones que mas influyeron en esta caída de la delincuencia estaba también en la H. Simplemente con pensarlo, de la misma forma que otros implantes se usaban como teléfonos, se podía enviar una señal de ayuda en cualquier momento y lugar. Con esta señal, Hércules actuaba inmediatamente. Pero no me adelantaré en la explicación.


Lo que mas preocupaba a la gente era vivir más seguros, no les importaba tener una vértebra falsa que controlase sus movimientos, ya que no iban a hacer nada malo, ¿verdad?. El 60% de la investigación mundial se desarrolló enteramente dentro de ese campo, así que tras muchas negociaciones, los líderes la Zona Cero y del resto de países desarrollados decidieron la creación de las tres grandes compañías.


Zeus se encarga del desarrollo e investigación de las H. Su perfecto funcionamiento depende de ellos. El ámbito de Hércules es la monitorización e investigación de personas, armas, y señales de ayuda recibidas, y de la coordinación de esta señal con cualquier cuerpo de seguridad. La última compañía tuvo que ver con la desaparición del dinero físico y las tarjetas de crédito. Por ejemplo, para comprar, una persona sólo tiene que coger lo que quiera y pasar el arco de salida de la tienda y automáticamente su H enviará una señal a la tercera compañía, Jasón, la cual comprobaba el dinero de esa persona y autorizaba o no la compra. El 96% de los pequeños robos también fueron controlados. Si por casualidad encontrabas el chip de frecuencia de un producto e intentabas quitarlo, descubrías que decenas de cámaras con sistema de reconocimiento facial te llevaban grabando desde que entraste. Las mismas cámaras que en la calle te reconocían al instante en cada paseo, compra, o beso que dabas. Además, si la posición que revelaba la cámara no coincidía con la que debía estar mandando tu H en ese momento, ellos lo sabían. El control perfecto. Además de ilegal, era imposible sobrevivir sin tener esa vértebra de silicio.


Nadie habla de las funciones ofensivas de la H. No se habla de cómo paraliza a quien comete una infracción paralizando su sistema nervioso. Nadie habla de ello porque nunca vas a hacer nada que ellos consideren malo y no tienes de qué preocuparte. Nadie habla de lo que teme.


Debo ser en este momento la única persona que no tiene todavía una vértebra más en su espalda, y no tengo idea de cuánto tardarán en cogerme, es sólo cuestión de tiempo. Como he explicado, no puedo mostrarme libremente por la calle sin ser detectado, y cuando eso ocurra, no se lo que ocurrirá conmigo. En todo lo que he aprendido hasta hoy no había referencias a ningún tipo de cárcel. Tal vez sí que han aprendido a moldear la mente humana y simplemente me integrarán en la sociedad con mi H y algún ajuste en la conducta. Tal vez mi manera de ver las cosas sea distinta a la de todos, y donde yo asocio control con mal, el resto del mundo lo asocie con el bien para todos. Tal vez yo, sintiéndome la persona más libre soy precisamente el más infeliz en este mundo en el que no encajo. Tal vez al final eso sea lo único importante, sentirte feliz.

Nada de eso lo tengo claro. Lo único que sí sé, es que ahora solo puedo llorar por el día en que alegremente decidimos violar a la libertad y pintar nuestras vidas del color de los barrotes de una gran cárcel.