viernes, 6 de enero de 2006

Magia


Había llegado el momento. Le había costado un buen montón de días sin hablar de otra cosa, una carta que costó horrores escribir bien, y muchas broncas por impaciente, pero por fin estaba allí, en aquella calle atestada de gente. Miles de voces gritaban a la vez, pero Bea sólo escuchaba sus propias súplicas, que fueron escuchadas cuando unas manos enormes alzaron su cuerpecito con el mismo esfuerzo que si se tratara de una muñeca y la sentaron sobre unos hombros.

Sus ojos se iluminaron como dos estrellas fugaces, y su sonrisa mellada se fué ensanchando a medida que animales, músicos y acróbatas desfilaban ante sus ojos. Parecía que su cara no podría contener mayor expresión de felicidad, pero sí que podía, aunque reservaba aquel momento. Llevaba tanto tiempo esperándolo, que ni siquiera prestó atención a la lluvia multicolor que caía a su alrededor, embelesada buscando aquella señal, ajena al ajetreo goloso de su alrededor.

Y el momento llegó. Los camellos precedieron al primero de ellos, con su barba gris y su corona. Apareció saludando, sentado en su trono sobre una nube iluminada con todos los colores mientras se deslizaba mágicamente sobre la calle. Estuvo segura de que, cuando empezó a gritar, moviendo sus bracitos y alborotando en ello sus rizos morenos, el rey la vió.
No había necesidad de pedirles nada, ya lo había hecho en la carta que tanto esfuerzo le había costado escribir sin ninguna falta de ortografía. Sólo tenía la ilusión de saludarles, que supieran que la pequeña Bea les estaría esperando esta noche, intentando dormirse, y que les dejaría agua para los camellos y algo de comer para ellos.

Cuando terminaron de pasar los tres reyes y las calles empezaban a despejarse, el rostro de la niña aparecía surcado de lágrimas, pero con la misma sonrisa infinita y aquellas estrellas en los ojos. Esa noche dormiría profundamente, y el año siguiente, tanto si le traían lo que había pedido como si no, volvería junto con sus padres para darles las gracias por ser tan mágicos...


R.-



- Esta entrada está aqui con permiso de su dueña, una personita muy especial que además de darme muchisimas cosas más, me dió la curiosidad necesaria para escribir sobre la infancia... Está dedicado a ella y es totalmente suyo, pero ha dado permiso para que lo suba ;-)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"eso es la magia, esa es la vida, deseos q cumplir q se cumplen en el camino a ellos, ilusiones q la vida se encarga de realizar o de no hacerlo, sustituyendo dichos deseos por otros, o lo q es peor, no concediendolos jamas, la magia es ilusión, la magia es esperanza, la magia son deseos por cumplir, la magia es eso q te hace sentir bien, la magia es inspiración y tú joven amigo tienes esa magia"

Anónimo dijo...

"me stoy dando cuenta q ultimamente na más q te exo flores, pal proximo te pongo a parir fijo!,q si no le toca a Javi hacer de malo solo y eso no es del todo correcto, jajaja"

Anónimo dijo...

Yo hace poco hice un relato sobre los Reyes... Y ahora me avergüenzo porque éste supera al mío con creces. Me encantan tus descripciones.
Un besote,
Mun