domingo, 21 de octubre de 2007

Como cada noche

Como cada noche, el incienso no evitó que oliese tu fragancia mucho antes de escucharte. Como cada noche, la piel de mi nuca se erizó al sentir el contacto de tus dedos acariciando mi pelo. Como cada noche, me perdí en el océano que empezaba en el azul de tus ojos. Como cada noche, me quitaste la ropa y nos fundimos en un solo cuerpo hasta olvidarnos de quienes éramos. Y como cada noche, mi alarido y tus manos llenas de sangre y metal me devolvieron a una realidad de sudor, sábanas y colchón medio vacío.

Como cada mañana, volví buscando explicaciones a la calle donde me choqué contigo por casualidad y donde nuestros ojos se cruzaron por primera y ultima vez.