domingo, 12 de marzo de 2006

Kanji

Aquella mañana como todas desde las tres últimas, llegó el correo electrónico. Mismo formato que los anteriores. El mismo de siempre. Sin asunto, de una dirección desconocida, sin texto, y con una imagen distinta cada vez. Sabía que era una tontería pasarle el antivirus, pero aun así, lo hizo, como todas las mañanas. No tenía virus. Lo eliminó directamente.

La primera vez le hizo gracia abrir la imagen y econtrarse aquellos trazos de estilo oriental formando una palabra. Estaban de moda, la gente se los tatúaba por el cuerpo, aun sin saber lo que significaban.

Preguntó a sus compañeros de trabajo por el responsable de la imagen. Nadie sabia nada, pero ¿de verdad deseaba una respuesta?. Sara tenía uno de esos símbolos tatuados. Kanji. Un nombre. No le hacía falta mas, era un misterio, y le encantaban los misterios. Cuando empezó a buscar entre los kanjis y descubrió que existían alrededor de cincuenta mil, y que muchos eran similares hasta rozar lo absurdo, se desanimó. Pero siguió buscando, primero entre los mas típicos. Ese lo tendría alguien tatuado y esa persona sería quien le mandó el correo. O encontraría mas pistas después.

Cuando por la noche en su casa el sueño empezó a amenazarle, dió con la respuesta al enigma y se echó a reir. Había solucionado el reto. Risa. Precisamente ese era el significado, por fin lo encontró en una página. No le recordaba a nadie, pero ya saldría el culpable, solo era cuestión de tiempo.

A la mañana siguiente no apareció el responsable de aquel correo. Ni a la siguiente. Ni la de después. Poco a poco, mientras el juego y el misterio se deshacían tornandose en incordio, dejó de buscar significados. Madre, viento, luz, isla, cruzar. No tenían sentido, no componían una frase. Cada dia el símbolo era distinto, y la dirección que los mandaba también. Era una tontería bloquearla porque a la mañana siguiente le llegaría de otra, y se cansó de pasar noches enteras buscando sentido a unos trazos que no le reportaban nada. Tomandose como víctima del correo basura, empezó a ignorar completamente los correos. O podría decirse que lo hizo hasta que cambiaron de formato.

Cuando llegó por la tarde a casa, había un sobre debajo de la puerta. Blanco, inmaculado, sin remite ni remitente. Con un folio dentro del mismo color y unos trazos ocupando toda la página. Su sangre se congeló al instante. Aquel kanji no era de los mas típicos, pero tras semanas buceando entre ellos, reconoció su significado.

Mientras el suelo se lamentó de un impacto al encontrarse de repente con el sobre, unas manos temblorosas sujetaban débilmente el papel que habría de caer despues. Aquel simbolo, al igual que tiempo antes con la risa, también significaba lo que sentía en ese momento.

Miedo.

No hay comentarios: