viernes, 16 de mayo de 2008

Verde


La espesa luz que se filtraba a través del polvo de los cristales iba escaseando a medida que una torre de cajas de cartón vacías se formaba junto a la ventana.


Era la parte de la mudanza que mas entusiasmaba a Julián; hacer de ese estudio un hogar a base de colocar fotos, pósters y libros por todas partes. La mayor parte de su ropa seguía encerrada en cajas en otra esquina del salon, como en una huelga de pantalones esperando un sitio reconocible antes de salir a aquel armario nuevo de un nuevo edificio en un pais desconocido.


Uno tras otro iba sacando libros y colocándolos al azar en la estantería cuando encontró uno que no le sonaba de nada. La encuadernación era totalmente verde sin ninguna inscripción, como si hubiese perdido la sobrecubierta. Abrió por la primera página y vió que estaba escrito a mano, con un trazo tosco y sobrio pero claro y fácil de leer. El suyo propio. Parecía un diario, pero la forma de su escritura le resultaba demasiado reciente como para tener la sensación de que era la primera vez en su vida que veía aquellas páginas.


Un miedo irracional iba susurrándole mientras trepaba por su columna y le paralizaba los músculos. Lo primero que pasó por su cabeza fue lanzar el libro por la ventana y correr. Pero en lugar de eso cayó en el sillón mas cercano y no pudo hacer otra cosa que leer. Desde la primera página y sin saltarse una línea. No había motivo para asustarse, tendría que recordar cuándo había escrito aquello o si tal vez alguien le había copiado la letra demasiado bien y le estaba jugando una broma pesada.


No tardó en confirmar que se trataba de un diario, y párrafo a párrafo fue leyendo su vida desde que tuvo conocimiento de ella. Sin saber por qué, se fue tranquilizando. De un momento a otro recordaría cúando había escrito aquel diario. Tal vez hacía ya miles de años.


Fue saltando de su infancia a la adolescencia con una sonrisa en los labios. Había muchas cosas escritas que ya ni recordaba; juegos infantiles, amores de colegio, sensaciones, su primer trabajo... Detalles que no sabía nadie mas que él. Enfrascado como estaba no cayó en la cuenta de cúanto iba avanzando la historia hasta que la sangre se heló en sus manos y el libro cayó al suelo. Aquello no era lo que había pasado. Cogió de nuevo el libro y continuó leyendo aquella historia que ya no era suya. Cómo había rechazado un mes antes aquel trabajo en el extranjero. Su boda con Celia en Salamanca rodeados de amigos en lugar de la amarga ruptura que todavía estaba superando. Leyó cómo se mudaban a la costa, conoció a sus tres hijos y enterró a sus padres. Leyó cómo montaba su propio negocio y prosperaba. Cúanto sufrió con las muertes de Raquel y Pablo. A medida que avanzaba se iba formando delante de sus ojos imagenes, sonidos, sentimientos. Una película que terminó plácidamente en la cama de un hospital, rodeado de seres queridos.


Solo al cerrar tras la úlima página se dio cuenta de las lágrimas que empapaban ya su ropa y del sol que empezaba de nuevo a despuntar. Aún temblando colocó el libro verde en el primer hueco de la estantería y esbozó la media sonrisa mas amarga del mundo. Aquella mañana fue la primera en su nuevo trabajo, en su nueva vida aun por escribir.