- Gira ahora a la derecha.
La criatura obedeció y giró su enorme cuerpo en la dirección que Oliver le había indicado, cortando el viento mientras sobrevolaban las islas. Oliver era el único que iba detrás, sentado en una pila que había hecho apelmazando y colocando cojines por su color y tamaño. Siempre se entretenía cogiendo los verdes y poniéndolos a la derecha, mientras que los azulados quedaban a la izquierda. Al final, cuando viajaba solo como ahora, siempre acababa juntándolos casi todos debajo de él, y así podía asomarse sentado al borde de la cesta.
Veía desfilar en todas las direcciones infinidad de pequeñas islas, con palmeras tan altas como docenas y docenas de personas juntas. Muchas veces las palmeras median tanto que ridiculizaban el propio diámetro de la isla, dando la sensación de que al mar le crecían multitud de penachos de pelo verde y marron.
Embelesado con el paisaje que tantas veces había visto, Oliver encontró el destello que buscaba, pero en el lugar equivocado.
- ¡Ey! ¡Nos hemos pasado!, es allí atras. - Se alejó de un salto de su trono acolchado, gritando hasta que su mano izquierda palmeó la espalda de la criatura. Como si sus gritos no fueran suficientes, cuando sólo había que mirar el tamaño de las orejas con que contaba su transporte.
La criatura era mucho mas alta que una persona, y también muy gorda. A Oliver siempre le recordaban a conejos gigantes, y realmente no diferían mucho de estos, excepto en que iban erguidos, y las dos patas delanteras las usaban para sujetar la cesta que hacía las veces de mochila y en la que transportaba a los viajeros. Parecía mentira además, que una criatura como aquella pudiera volar girando sus largas orejas como si fueran una hélice. Pero esa era su forma de moverse, y en cualquier momento podías mirar el cielo y verlo tachonado de gocochos.
Poco a poco las orejas fueron deteniéndose sobre la pista que había en la palmera, y Oliver bajó de un salto, metió la mano en la bolsa de piel que llevaba colgada del hombro y sacó una moneda, grande y azul, con la cara del rey coco. La lanzó al aire con la misma destreza con que las patas peludas la recogieron.
- Gracias, señor gococho.
- De nada Oliver, a mandar.
Saludó cordialmente a los cocos que trabajaban en aquel grupo de palmeras, y fué directo a la que servía para bajar. Era una de las que tenían el tronco mas alto, y en él estaban talladas unas escaleras que descendían circularmente. También habia otra palmera similar para subir, por supuesto.
Una vez abajo, casi no tuvo que andar para llegar a la casa de Naiso. Técnicamente se podía decir que ni siquiera tuvo que andar, pues éste decía que el terreno era suyo antes que de la palmera, y construyó su casa alrededor, dejándola como si en realidad ella hubiera crecido siempre encima de su tejado.
Oliver encontró la puerta abierta y a su amigo de espaldas a él, con un martillo en una mano y aporreando algo que había sobre una mesa, en el fondo del salon. Este era enorme, lleno de dibujos de extrafalarios inventos, de los cuales destacaba el del Gocochóptero, que parecía tener también orejas giratorias, pero estas eran rígidas, y era un aparato mucho mas pequeño, ¡parecía que tenía la cesta dentro, y que solo cabía una persona!.
Después de un rato escuchando golpes, decidió que no percibían su presencia lo suficiente.
- ¡Hola Naiso!
- Ah!, hola Oliver, ven aquí, tengo algo para tí. - Dos martillazos después, se giró, mostrando a escasos centímetros de la cara de su invitado su última creación. Parecía un reloj normal, redondo, grande, pero además era muy ancho, y en la parte de arriba parecía tener dos caparazones metálicos, cada uno aproximadamente de un tercio del diámetro del reloj. Y en medio de las dos conchas metálicas, habia un pequeñísimo martillo, ante el cual, Oliver no hizo otra cosa mas que preguntar para qué servía. La cara del inventor se iluminó de alegría ante la posibilidad de poner el invento a funcionar, así que giró un mecanismo en la parte de atrás del reloj, y de repente, el mundo se oscureció.
Volvió a iluminarse poco a poco, conforme Oliver se despertaba y comprobaba que no había palmeras ni cocos, y que tampoco habia sonado su despertador a la hora que debería haber sonado...
Otra vez llegaba tarde al trabajo.
miércoles, 28 de diciembre de 2005
sábado, 10 de diciembre de 2005
Guerrero
Esto no pinta mucho, pero tenía ganas de subirlo. Es un trocito de un libro que me leí hace tiempo, y a mí personalmente me gustó.
Un guerrero de la luz siempre hace algo fuera de lo común.
Puede bailar en la calle mientras se dirige al trabajo, mirar a los ojos de un desconocido y hablar de amor a primera vista, defender una idea que pueda parecer ridicula. Los guerreros de la luz pueden permitirse tales días.
No tiene miedo de llorar antiguas penas, ni de alegrarse con nuevos descubrimientos. Cuando siente que llegó el momento, lo abandona todo y parte hacia su aventura soñada. Cuando entiende que está en el límite de su resistencia, sale del combate, sin culparse por haber hecho alguna locura inesperada.
Un guerrero no pasa los dias intentando representar el papel que otros escogieron para él.
Paulo Coelho. Manual del guerrero de la luz.
Ah, y la semana que viene, toca puesta en orden de todo... de mi vida, mis pensamientos, pasar mis relatos aquí... y sí, la semana que viene prometo que subiré algo. Un saludo a todos,
R.-
Un guerrero de la luz siempre hace algo fuera de lo común.
Puede bailar en la calle mientras se dirige al trabajo, mirar a los ojos de un desconocido y hablar de amor a primera vista, defender una idea que pueda parecer ridicula. Los guerreros de la luz pueden permitirse tales días.
No tiene miedo de llorar antiguas penas, ni de alegrarse con nuevos descubrimientos. Cuando siente que llegó el momento, lo abandona todo y parte hacia su aventura soñada. Cuando entiende que está en el límite de su resistencia, sale del combate, sin culparse por haber hecho alguna locura inesperada.
Un guerrero no pasa los dias intentando representar el papel que otros escogieron para él.
Paulo Coelho. Manual del guerrero de la luz.
Ah, y la semana que viene, toca puesta en orden de todo... de mi vida, mis pensamientos, pasar mis relatos aquí... y sí, la semana que viene prometo que subiré algo. Un saludo a todos,
R.-
jueves, 24 de noviembre de 2005
Houston...
Tenemos un problema.
El ente en que creais cada uno, lo sabe... Lo intento, de verdad.
Ya estoy harto de pasar un dia tras otro, diciendome "venga Raúl, esta noche escribes algo". Llevo asi un mes, joer. La última vez que escribí algo fué el día de mi cumpleaños, hace ya mas de un mes. Que tampoco es tan aburrida ni triste mi vida, al contrario, ahora estoy bastante bien... Pero parece que sin mi imaginación ni mi mojo.
Así que nada, tenía ganas de poner algo, aunque no fuera un relato. Y por la gloria de naranjito que ya mismo tendrá que pasarse algo por mi cabeza que sea capaz de aporrear en el ordenador...
Mientras, si alguien tiene alguna idea de como se recupera el mojo, que la deje por aquí y se le recompensará, gracias. :-)
Saludos!!
El ente en que creais cada uno, lo sabe... Lo intento, de verdad.
Ya estoy harto de pasar un dia tras otro, diciendome "venga Raúl, esta noche escribes algo". Llevo asi un mes, joer. La última vez que escribí algo fué el día de mi cumpleaños, hace ya mas de un mes. Que tampoco es tan aburrida ni triste mi vida, al contrario, ahora estoy bastante bien... Pero parece que sin mi imaginación ni mi mojo.
Así que nada, tenía ganas de poner algo, aunque no fuera un relato. Y por la gloria de naranjito que ya mismo tendrá que pasarse algo por mi cabeza que sea capaz de aporrear en el ordenador...
Mientras, si alguien tiene alguna idea de como se recupera el mojo, que la deje por aquí y se le recompensará, gracias. :-)
Saludos!!
Luz y oscuridad
Su actitud cambió desde ese dia.
Siempre habían sido una pareja nefasta. A veces se preguntaba si había fracasado como padre. Sabía que tenía una mentalidad chapada a la antigua, como se decía en estos tiempos, pero le parecía la correcta. El camino a seguir. Todo el mundo ha de tener unos estudios, y ser responsable, y saber valerse por sí mismo. Y había fracasado. Su hijo empezó bien, pudo costearle colegios de pago, y estudiaba, siempre sacaba buenas notas.
Iba por el camino correcto.
Pero algo pasó, y empezó a desviarse. Nunca supo cómo ni por culpa de quién. Porque seguro que fué por culpa de alguien. Después de muchos años acabó dandose cuenta que al final, todo se reduce a las influencias. No supo corregirle a tiempo, y cada vez con más frecuencia llegaban malas notas, y al ir a buscarle le encontraba en su cuarto, tirado en la cama como si no hubiese ninguna preocupación en el mundo, leyendo aquellos libros, con dibujos macabros en la portada, o dragones, caballeros y princesas. Como si no existieran las hipotecas, los finales de mes, o los problemas laborales. ¿Acaso no se daba cuenta de cómo era la vida? ¿No llevaba años gastando suficiente dinero para educarle?. En aquellos momentos dedicaba todo su desprecio para ridiculizar sus hábitos e intentar devolverle al buen camino.
Pero no tuvo efecto.
Y cada vez se fueron separando más. Podía entender que su hijo no compartiese su única pasión, la caza. Pero no entendía qué era lo que hacía mal como educador, y nunca supo entender lo que hacía mal como amigo. Así que se resignó y dejó que el tiempo intentara hacer lo que él nunca supo hacer. Cada uno siguió su camino y parece que ese mismo tiempo fue forjándoles un poco a cada uno. Se definieron los caminos. Y eran como la luz y la oscuridad, sin saber definir exactamente cual era cual, ni a que senda pertenecía cada uno.
Pero algo cambió aquel día. Aquella tarde llegó del trabajo como el resto de las tardes desde hacía incontables años, y su hijo sin mediar palabra fué directo a él a darle un abrazo, sin ninguna explicación, pero con un brillo de tristeza en los ojos. Tiempo mas tarde se enteró del sueño que tuvo el hijo la noche antes del abrazo. Sueño en el que estaban ellos dos, él en una silla de ruedas, incapacitado, y su hijo llevándole a través de una montaña hacia un mirador en la roca desde donde se contemplaba el mundo bajo sus pies. Desde donde se observaban los ríos mas bellos y los bosques más verdes que cabían en la imaginación de una persona que no los había llegado a contemplar nunca en todo su esplendor. Y también se enteró de las últimas palabras que pronunciaba en aquel sueño, palabras en las que, acompañadas con lágrimas en los ojos, le decía a su hijo todas las cosas que les habían quedado por hacer, cómo ir un dia a cazar o a pescar los dos sólos, y que ya nunca podrían hacer. Y entonces fallecía.
Desde aquel día, desde el abrazo, cuando aún no sabía lo que pasaba, al mirar a los ojos de su hijo siempre veía un brillo de tristeza. Y aún después, cuando supo por boca de su esposa lo que pasó en el sueño, nunca llegaron a proponerse nada, esperando los dos, que algún dia, antes de que fuera demasiado tarde, se cruzaran los caminos de la luz y de la oscuridad...
En mi búsqueda de la inspiración me he topado con esta historia... real... no es una maravilla de la literatura, ni tiene un final inesperado ni os soprenderá, pero buscando esa misma inspiración, me he dejado llevar por mis sentimientos y lo que habitaba en mis rincones oscuros, y he acabado escribiendo este pequeño homenaje a la estupidez que habita en los corazones, el mío el primero, y en definitiva, un pequeño homenaje a mi padre, con el que nunca me he llegado a entender...