martes, 30 de mayo de 2006

Diario

15 de Marzo,

Hola diario, hoy te escribiré menos de lo normal, estoy bastante cansado, pero como siempre en estos casos necesito desahogarme contigo un poco antes de acostarme.

Esta noche le ha tocado a otro mendigo. Tan delgado y mugriento como todos, con los ojos muy hundidos, pero este se daba un cierto aire a la imagen que tiene todo el mundo de jesucristo por su barba y el pelo negro largo y enmarañado. Tal vez incluso fuese muy religioso, realmente corrió como si le persiguiera el diablo. Pero eso tampoco andaba muy lejos de la realidad, ¿no?.

Le encontramos durmiendo sobre unos cartones en el sitio equivocado, cerca de donde pasabamos nosotros con nuestras litronas, y poco mas tarde cuando le soltamos en el parque nos sorprendió. Si hubiésemos sabido que correría tanto no nos hubiéramos arriesgado a soltarle allí, parecía que el miedo que emanaba desde que le sacamos de su lecho le impulsara a una velocidad increíble, casi se escapa.

Casi.

Cuando se acercaba al límite donde estan los aparcamientos, Ángel le acertó con una piedra en la cabeza y el suelo fué en su busca.
Yo otra vez fuí el mas lento en llegar, pero cuando todo sale bien a nadie le importa, mas bien al contrario. Los insultos sobre mi peso y los golpes se cambian por risas al contar las ostias que ha dado cada uno.

Y mientras yo llegaba y el mendigo intentaba ya levantarse, los cinco cayeron sobre él. Estoy seguro de que el primer sonido de huesos quebrándose cuando el bate alcanzó sus costillas tuvo que escucharse en medio barrio. Al menos a mi me perforó la cabeza, pero siempre ocurre de la misma forma, y al llegar al lugar donde salpica la sangre, la nube roja toma el control de mis musculos y el acero de mis botas golpea una y otra vez con la misma escasez de piedad que el de los demás.

No se cuanto tiempo estuvimos allí, ni cuantos golpes dí, ni porque acabamos corriendo después, supongo que vendría la poli. O tal vez nos pasamos y volvimos a matar. Seguramente pasó eso. Alguno del grupo se asustó y por eso llegamos corriendo hasta el otro extremo del parque. Lo siguiente que recuerdo con claridad es estar en el baño limpiándome la sangre de aquel desgraciado.

Lo peor es la sensación que deja la nube roja al desvanecerse. He aprendido ya a ignorar la culpa, pero el regusto oscuro y pegajoso del odio y el fuego de la rabia, se hacen prácticamente insoportables. No tengo ninguna duda de que tarde o temprano acabaremos todos en la cárcel, lo único que me sigue ayudando cada mañana al mirarme al espejo es la convicción de que por una vez no soy yo el perseguido, y que todo parece mas fácil así...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

" gnial. real, duro, muy descriptivo de la realidad q nos hace estar en uno de los lados. victima y verdugo, debil y fuerte, esa dualidad eterna q hace decantarnos del lado del bien y del mal. muy explicito tal vez, nombre muy acertado para el verdugo. aunq le podrias haber dado alguna vuelta m�s de tuerca, me ha gustado. sigue con esas ideas. continua con el diario y profundiza en algo m�s q en los hechos."

Anónimo dijo...

weeeeeeeeeeeeeeee...
si señor, ya tocaba. Por ahora te digo que me ha gustado mucho. Me voy a tomar unas cañejas, así que ya te haré una crítica en toda regla...en esas de horas de comer coñazo en el curro...
bienvenido!!!

Anónimo dijo...

Y mira que no he leído el libro, pero parece la idea de "Diario de un Skin"... Está muy bien descrito y redactado, pero la idea tal vez podría haber sido más original.

De todos modos, bienvenido ;)
Un beso,
Mun